viernes, 1 de diciembre de 2017

Aquí desembarcó la flota de Julio César en el 54 a.C. y aquí empezó la invasión de Gran Bretaña





Por: Alec Forssmann
30 de noviembre de 2017

Un equipo de la Escuela de Arqueología e Historia Antigua de la Universidad de Leicester afirma haber descubierto la ubicación exacta del desembarco de Julio César y su flota en la isla de Gran Bretaña, en el 54 a.C. Los arqueólogos sostienen que, después de la primera invasión fallida del año 55 a.C., la flota de César desembarcó en la bahía de Pegwell, en la isla de Thanet, en el sureste de Inglaterra, que estuvo separada de la isla de Gran Bretaña por el canal Wantsum hasta la Edad Media, pero que hoy ya no es una isla. La ubicación, según explicó ayer la Universidad de Leicester en un comunicado, coincide con el propio relato de César sobre el desembarco del 54 a.C., que ofrece tres pistas sobre la topografía de dicho lugar: su visibilidad desde el mar, la existencia de una gran bahía abierta y la presencia de un terreno cercano más elevado.

Todo empezó con el descubrimiento de una gran zanja defensiva durante unas excavaciones arqueológicas previas a la construcción de una nueva carretera. La forma de la zanja, situada en Ebbsfleet, es muy similar a otras defensas romanas de Alesia en Francia, donde en el 52 a.C. se disputó la batalla decisiva entre Julio César y Vercingétorix, o entre romanos y galos. El tamaño, la forma y la antigüedad de las defensas de Ebbsfleet, además de la presencia de armas de hierro del tipo pilum (lanza o jabalina romana) y otras, sugieren que el sitio de Ebbsfleet fue una base romana en el siglo I a.C. El equipo arqueológico cree que el sitio podría tener hasta 20 hectáreas de extensión y que el propósito principal del mismo fue proteger los barcos de la flota de César, que se encontraban atracados en la playa cercana. El proyecto, financiado por The Leverhulme Trust, también incluye el estudio de castros que pudieron ser atacados por César, objetos conservados en museos que fueron elaborados o enterrados en la época de las invasiones, por ejemplo tesoros de monedas, y excavaciones en Kent.

"En el año 43 d.C., casi 100 años después de César, el emperador Claudio invadió Gran Bretaña. La conquista del sureste de Inglaterra parece que fue rápida, probablemente debido a que los reyes de esta región ya estaban aliados con Roma", expresa Colin Haselgrove, el principal investigador del proyecto, de la Universidad de Leicester. "Este fue el comienzo de la ocupación romana permanente en Gran Bretaña, incluyendo Gales y parte de Escocia, y que duró casi 400 años, sugiriendo que Claudio posteriormente explotó el legado de César".
 

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