domingo, 23 de octubre de 2011

Parte IX: Vuelta al Alpamayo


LA VUELTA AL ALPAMAYO


DÍA DE ASEO




Mapa de la ruta del 6º día


Terminamos muy cansados el día anterior, ya es nuestro sexto día de caminata y el cuerpo pide un poco de descanso, por eso, habiendo revisado la ruta del día y viendo que era algo corta, acordamos levantarnos un poco tarde y salir a eso de las 9, claro, Paulino nos había dicho que este sitio era bueno para bañarse, menos altura, el agua caliente (jejeje según él, pero por algo le dicen loco) y realmente ya se sentía la necesidad de un aseo más amplio que el de las toallitas húmedas y sólo lavarse los pies.



Niñas del lugar con típica vestimenta

Uno por uno ayudados con dos bastones vamos cruzando, el agua está un poco fuerte y en una parte nos llega sobre la rodilla, lo más difícil es meterse con lo helada que está, no lo más difícil es caminar sobre las piedrecitas resbalosas y heladas, lo más difícil es mantener el equilibrio, bueno todo es difícil y pero porque ya es de noche y sólo las linternas nos van alumbrando, pero todos allí, solidarios, ayudándonos, dame la mano pa que subas, toma te lanzó un bastón para que cruces, ya éramos un equipo caminando juntos, excelente, 6 días de convivencia nos han unido.


Así cuando el sol calentó, una bañada y afeitada, todo el cuerpo relajado de habernos levantado cuando el sol ya nos alumbraba, como nuevos, como si fuese nuestro primer día de caminata, con una vista espectacular de la gran pared de roca bañada por varias cataratas y sobre él los imponentes nevados.



Gran pared de roca coronada por los nevados

Bueno, entre una cosa y la otra, nos dieron las 10 y aún no partíamos todos, finalmente comencé a caminar junto con Paulino, pasamos junto a muchas casas que son parte de la localidad de Jancapampa, alcanzamos a Juan Carlos que se entretenía en tomar a cada niño y animalito que nos cruzábamos, hasta que en un sitio había unos chanchitos que parecían recién nacidos por lo chiquititos, y allí, perdimos de vista a Paulino.



Fotógrafo y los chanchitos

Habíamos quedado en reunirnos en la tienda, para aprovisionarnos de algunas cosas, y aunque un camino comenzaba a ascender, fuimos preguntando donde quedaba la tienda, que nos decían bajando por la quebrada, y así seguiamos caminando, contemplando las costumbres del lugar, como la típica trilla (separar el trigo de la paja).



Lugareños en plena trilla

Luego de ver a gente que lavaba su ropa en el río, y preguntar varias veces por la tienda, como media hora o cuarenta minutos llegamos a la plazita (o el colegio) del pueblo y a una cuadra subiendo estaba la tienda, preguntamos por el arriero y el grupo, yyyyy …… nadie había pasado por allí, recién confirmamos nuestro error, pero totalmente despreocupados tomamos un rico jugo y algunos piqueos.



Señora lavando ropa en el río

Total, la ruta era corta, ya nos sentíamos libres, estábamos paseando, no en una marcha forzada, y eran las 11 cuando comenzamos el ascenso, en 45 minutos llegamos a Pishgopampa, el camino que habíamos visto antes llevaba directo hacia allí, y pasaba por una pequeñísima tiendita, en fin, confirmamos que nuestros amigos hace mucho estuvieron por ese lugar.



Parece Suiza, pero es el PERÚ

Con las indicaciones de los pobladores, encontramos el sendero que en esta primera parte se entrecruza con otros, nos detuvimos a conversar con unos niños que tocaban quena, nos mostraron su 20 en una prueba del colegio, ahhh tantos niños genios tenemos en el ande y muchas veces no les llegan más posibilidades, en fin, también nos confirmaron que la ruta que seguíamos era la correcta, y comenzamos a subir por una onduleante pendiente hacia el abra de Tupa Tupa, a 4360 msnm.



Onduleante pendiente hacia el abra de Tupa tupa

No se para otros, pero el sentimiento en esta subida era de una total tranquilidad, a pesar de que sabía que íbamos retrasados eso no me inquietaba para nada, a lo lejos pudimos ver unas siluetas en el abra, que parece al final que ya vas a llegar y se aleja.



El camino recorrido para subir al abra de Tupa Tupa
Finalmente en el abra, encontramos a Manuel, Artur y Cynthia, que se estaban tomando fotos hace como una hora, es que el paisaje desde allí es increíble, tienes toda la cordillera blanca frente a tus ojos, muy cerca vemos al Paria, al Chacraraju, el Chopicalqui, y el imponente Huascarán.



Parte de la cordillera blanca que se mira desde el Abra

Es domingo y encontramos a unas personas del lugar que descansaban acompañados de alguna bebida suave como un aguardiente y con su coca, nos invitan un poco, ojo de la coca, y a pesar de lo borrachito que estaban, nos dicen hay que bajar por la derecha, van a pasar por una lagunita y por allí va el camino, mmmmm son las 4 y 30 de la tarde, ya confirmamos que todos tenían linterna, era probable que llegásemos oscureciendo, con ciertas dudas seguimos sus indicaciones, porque la morfología del terreno hacía parecer que la bajada era de frente, pero ciertamente tenían razón, si seguíamos recto hubiésemos tenido que regresar por los acantilados.



Cynthia, Manuel, Artur y Juan Carlos en el Abra

En efecto a los pocos minutos pasamos la lagunita y luego de explorar rápidamente hayamos el sendero de descenso, ya vemos la quebrada que está coronada por el nevado Taulliraju, pero no nos quedaremos en ella, sino hay que descender un poco y comenzar a subir por otra quebrada hacia la laguna Huecrucocha, junto a la cual debe estar el campamento con Paulino y Luis.



Pequeña laguna en la bajada del abra de Tupa Tupa

Perdemos altura rápidamente, 4,000, 3,900, 3,800, cruzamos un bosque de queñuales, y va oscureciendo, por lo que todos aceleran la marcha, se adelantan un poco Manuel y Cynthia, mas atrás vamos los otros, intentando no perdernos de vista.



Bosque de Queñuales

Finalmente llegamos al valle, y caminamos para cruzar el río, hay un campamento con unos turistas en el lugar, y les preguntamos donde hay puente, o gran sorpresa, no hay, nos dicen: por acá se puede cruzar de piedra en piedra, pero es un poco difícil, es que ha crecido el río nos explican, son las 6 de la tarde y comienza a oscurecer, en vano buscamos un sitio donde las piedras permitan cruzar con mayor facilidad, luego de cómo 20 minutos de inútil búsqueda, y nuevamente los 5 juntos, decidimos lo más difícil, hoy es día de aseo y a mojarse los pies se ha dicho.


Agua sobre la rodilla y mochila al hombro

Todos pensábamos caminar de noche, eso no había problema, pero no habíamos imaginado que tendríamos que cruzar un pequeño río, eran las 7 cuando terminábamos de ponernos las medias y los zapatos, cuando llegaba Paulino, presuroso, preocupado, no era su obligación pero había bajado a ver lo que nos demoraba, jejeje, nos encontró alegres y despreocupados, para un turista es difícil y hasta peligroso caminar de noche, para nosotros montañistas con experiencia era sólo un cambio de rutina, algo más de diversión.



Manteniendo el equilibrio en el agua helada

Una hora subiendo y llegamos al campamento, la laguna estaba allí muy cerca pero casi no la veíamos, Luis se había quedado sólo cuidando el campamento, en fin anécdotas, quien quiere un antigripal, o pastillas para la garganta, aún nos quedan varios días y hay que prevenir la salud, total el agua no es tan caliente aunque sea día de aseo.

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